Los hechos fueron los siguientes: Este sábado, Salvador Allende, saxofonista local más dos amigos volvían de un cumpleaños en el bar Alquimia.
Cuando caminaban por Victor Vergani y Pedro Lagrave frenó una camioneta de Gendarmeria. Los interrogaron y revisaron. Al no encontrarles nada, uno de ellos se violentó y les pegó con un bastón. Lo consultaron acerca de porque los golpeaba dado que no había motivos. Al pedirle los nombres de los agentes actuantes, los gendarmes subieron a su vehículo y se retiraron de la escena.
Es de público conocimiento que la inseguridad es un problema que no se le ha dado solución en este gobierno ni el anterior. Lo curioso es que siempre la receta ha sido la misma: más oficiales de policía y la intervención de la gendarmería, en algo que parece más un parche electoral que una solución de fondo. Lo que si es una novedad es la forma violenta en que se empiezan a desempeñar algunos agentes (no todos, no podemos ni debemos generalizar), el actuar por la fuerza antes de consultar que sucedió.
En el medio nos surgen algunos interrogantes: La saturación en accesos, ¿soluciona los problemas de inseguridad? ¿Qué resultados tiene la llegada de los nuevos agentes? Tener 3 patrulleros y agentes a las 22 horas en la plaza 12 de Octubre para detener vehículos, ¿baja los indices de inseguridad?
Pero principalmente ¿Cuál es el plan de fondo para garantizar la seguridad ciudadana y donde podemos los ciudadanos verificar los resultados? Dar cuenta del accionar del Estado es parte fundamental de la democracia. Sin respuestas a estas preguntas, la llegada de agentes solo es una foto más para hacer campaña pero para el ciudadano nada cambia. La seguridad no puede ser a costa de la libertad de las personas, menos aún si se recurre a la violencia.
La violencia institucional ha dejado heridos, muertos y desaparecidos en nuestro país. En democracia somos todos iguales ante la ley, no existe el «algo habrán hecho» o la portación de cara. Todos los ciudadanos tenemos derechos a ser protegidos, la presunción no basta ni puede justificar el accionar violento de las fuerzas de seguridad.
Ante la imposibilidad de conocer quien y porque actuó de esta forma por parte de los vecinos damnificados, invitamos a los demás medios locales a que se hagan eco de la noticia y solicitemos a las autoridades explicaciones al respecto. No hay que olvidar que lo primero que sucede cuando se pierde libertad es que se pierde la libertad de prensa.