Nuestras familias, que se ven castigadas por los tarifazos, los incrementos en los alimentos de consumo diario y medicamentos deben afrontar los costos de útiles, libros de texto e indumentaria básica, mientras viven con el sueldo del año pasado y con el temor de perder el empleo.
En estos días cubrir las necesidades mínimas de insumos escolares para un niño de la escuela primaria pública asciende a unos $3.000- más otro tanto de prendas como guardapolvo, medias, zapatillas y equipos deportivos, zapatos, etc., llegando a duplicar el monto. Asimismo deben contemplarse los viáticos de quienes acompañan a los chicos a la escuela (teniendo en cuenta que ellos no cuentan con el boleto escolar) y algún refrigerio cuando los períodos fuera del hogar son más extendidos.
De acuerdo con el análisis de CEPA, Centro de Economía Política Argentina, los aumentos de la canasta total para los alumnos de escuela pública en el año 2019 ascienden a un 39% para la escuela primaria y 45% para el caso de la escuela secundaria.
Queda de manifiesto que las familias con varios hijos en edad escolar se encuentran en un estado crítico para poder hacer frente a estos requerimientos, pagando en cuotas, endeudándose o privándose de otras necesidades básicas a fin de que empiecen las clases de la mejor forma posible.
Es necesario destacar que esto se da en el contexto de que entre 2017 y 2018, más de 3 de cada 10 chicos (35,8%), vivían en hogares en que la dieta se redujo por razones económicas, tal como quedó plasmado en el informe del Barómetro de la Deuda Social de la UCA 2018, sobre déficit alimentario en la infancia y protección social.
La capacidad para asumir este marcado aumento de costos es menor en las poblaciones medias y bajas, las que para sortear una exigencia, lo hace en detrimento de otras demandas de supervivencia.
Entendemos que el acceso al derecho a la educación no se está dado únicamente por el hecho de contar con una vacante en la escuela, sino, que incluye a docentes que puedan realizar su tarea con un sueldo digno, condiciones edilicias seguras y confortables y los recursos para cursar la trayectoria educativa con los insumos mínimos necesarios.
Las políticas públicas deben entenderse en su dimensión integral, y como tales el Estado debe ser garante de poner a disposición las medidas que tiendan a la equidad e igualdad de oportunidades. Más aún con la certeza que la educación es herramienta fundamental de inclusión y cohesión social.