El comunicado de la Asociación Civil por la Calidad Educativa Pilarense (ACCEP) describe la situación actual que estan viviendo los niños y adolescentes que asisten a la escuela secundaria:
Actualmente, urge requerir que se incorpore el desayuno o merienda en las escuelas secundarias públicas ya que solo el 5,7 % de la población estudiantil, teniendo en cuenta a las 37 escuelas secundarias de gestión estatal en Pilar, reciben la prestación alimentaria de desayuno o merienda, sobre un total de 21.648 estudiantes.
Debemos tener en cuenta que el 54,2% de los niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años viven en la pobreza, de acuerdo con el estudio realizado conjuntamente por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, y el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA en el último trimestre de 2017, abarcando 30 partidos del Área Metropolitana de Buenos Aires. De ellos el 33% se encuentran con Necesidades Básicas Insatisfechas y el 13,1% está en situación de indigencia.
El mismo informe relevó que el 68% de los niños, niñas y adolescentes tienen problemas relacionados con la nutrición, que el 20,2 % han tenido que reducir su dieta por problemas económicos y el 10,1% padece hambre, configurándose, de esta manera, presupuestos de inseguridad alimentaria total y severa. Una vianda o merienda reforzada para un adolescente requiere de alimentos protectores, que contribuyan a prevenir carencias nutricionales tales como leche, queso, huevos, carnes frutas y verduras.
Cabe destacar el aumento exponencial que ha sufrido la canasta básica de alimentos, a partir de los procesos inflacionarios continuados, están afectando a las familias y especialmente a la calidad de los alimentos a los que pueden acceder. La devaluación implementada por el Gobierno Nacional impacta además en las tarifas de servicios básicos y el transporte.
Las familias se encuentran diariamente en la disyuntiva de tener que elegir entre mandar un/a u otro/a hijo/a, a la escuela y entre cargar la SUBE o que lleve algo de comer.
En este contexto no es necesario aclarar que la trayectoria educativa de nuestros chicos y chicas corre peligro y que está en manos del estado, poder mejorar las condiciones para que esto no suceda.
En responsabilidad de todos y todas dimensionar el impacto de la problemática y arbitrar los medios que tenemos cada uno y cada una, desde nuestro lugar, para enfrentarla, a fin de no ser cómplices de la exclusión que el modelo económico nacional está generando.
Es tiempo de hacernos cargo porque nuestros chicos y chicas no tienen tiempo para perderse del ejercicio del derecho a la educación, por no poder garantizarles condiciones alimentarias básicas.