No obstante, esas vertientes artísticas paralelas se encontrarán el próximo viernes, en la inauguración de la muestra plástica conjunta «DESIgual», a partir de las 20:00, en el Centro Cultural Federal de Pilar.
Dedicado a la pintura, Albinati se inspira en las ciudades del mundo para recrear auténticas postales de trazo propio.
«Mi pintura remite a ciudades y situaciones humanas. Reflejo todo lo que tiene que ver con la reflexión sobre las personas y lo dinámico de esa gente en comunidad se da a través de las ciudades», indicó el artista.
También indicó que «el dinamismo de las ciudades permite rehacer y recomenzar con nuevas situaciones en los cuadros» y que «el referente de mis obras siempre es el Obelisco, soy muy porteño en ese sentido»
Las manos de Sáez dan vida a vasijas y otros objetos tridimensionales en cerámica y arcilla donde el equilibro es notable protagonista. «Todas las vasijas que hago no tienen base, son redondas, entonces busco que tengan ese balance para que mantengan el equilibrio», contó.
También resaltó que «en el proceso son fundamentales los tiempos. Primero uno debe pensar lo que quiere hacer y luego realizarlo respetando los tiempos de la arcilla, que no es como otro material que puede tener más impronta».
En esta pareja, materiales más personalidad es la ecuación que lleva al estilo. La pintura, que refleja la inspiración del instante, se vincula con la impulsividad de Albinati. La escultura, con su necesidad de etapas y procedimientos, requiere la paciencia de Sáez.
En sus palabras, «nos unen las diferencias. Él es más impulsivo y lo mío requiere saber esperar. Y así también somos en el carácter», acota ella. «Verónica es una generadora de tiempos y procesos, lo mío es más de impronta. Así que nos combinamos y nos complementamos», subraya él.
Así en el arte como en la vida, lo más disímil puede ser lo más atractivo. Y la combinación más perfecta puede ser desigual.