Celebrando las diferencias, «DESIgual» sintetiza la impronta creativa de estos dos artistas plásticos, cada uno con sus particularidades, por supuesto, reflejo de sus caracteres personales.
Desde la pulsión repentina que supone la pintura, Albinati se inspira en las ciudades del mundo para recrear auténticas postales de trazo propio. Su intención siempre es colocar a la condición humana como epicentro de lo urbano que la rodea.
«La pintura es un hecho plástico que habla por sí solo, te permite realizar un juego plástico con las formas, las texturas, los colores», señaló Albinati sobre sus obras. Sáez, en tanto, agradeció «estar rodeada de amigos y familia en esta inauguración, y poder compartir con ellos la alegría de exponer mis obras».
Las manos de Sáez dan vida a vasijas y otros objetos tridimensionales en cerámica y arcilla, vasijas sin base, pero que se sostienen por equilibrio. Paciencia para respetar los tiempos del material y lograr ese balance necesario son los requisitos para desarrollar esta técnica, que la artista obtiene de su propio temple natural.
En esta pareja, materiales más personalidad es la ecuación que lleva al estilo. La pintura, que refleja la inspiración del instante, se vincula con la impulsividad de Albinati. La escultura, con su necesidad de etapas y procedimientos, requiere la reflexividad de Sáez. Opuestos que se atraen y complementan.