Según sostiene Elizalde, la información periodística que cubre la gestión de la crisis del ARA San Juan se ha concentrado en las últimas horas en la gestión de la comunicación de la Armada y del Gobierno.
Asimismo, observa que: «El vocero de la Armada, capitán Enrique Balbi encontró el registro y el rapport para comunicarse con la prensa. Es difícil para un militar entrar en una comunicación directa con el periodismo actual. El vocero es submarinista. Sabe muy bien cómo funciona y cuáles son los límites de un submarino. Esto le facilita mucho el trabajo de vocero». Asimismo, sostiene que: «Esto nos ayuda a aprender cómo gestionar la información en una crisis: con alguien como vocero que realmente sepa y conozca del tema en detalle y de verdad».
A su vez, Elizalde analiza el rol de un vocero institucional, que según su criterio, debería cumplir un papel impersonal, y nunca o casi nunca debería hablar por él mismo, si no que debe ser la voz, el contenido y el rostro de la institución. Y agrega: «En la Argentina no estamos acostumbrados a los voceros únicos institucionales».
También señaló en su análisis que el problema en la comunicación de la situación del submarino ARA San Juan fue que: «Este vocero institucional no fue el único vocero. Parecería que la comunicación desde la Armada pudo fallar cuando;se comenzaron a dar dos canales formales y varios canales informales. Dar diferentes informaciones, o similares, pero con distintas intenciones y valoraciones personales dadas normalmente por los voceros, producen diferentes interpretaciones, que generan, a su vez, otros mensajes y textos».
En concordancia con eso, Elizalde remarcó que «En situaciones de crisis como ésta, siempre es necesario y conveniente tener y mantener un único canal de información».