Cerca de las 11 de la mañana, un hombre entró al Rapipago de Villa Rosa, cerró la puerta del local y anticipó en voz alta: «va a entrar una rata». Se abrió la puerta y efectivamente entró una rata, pero se vio cómo el roedor fue empujado hacia el local contra su voluntad. Ante esta situación la gente salió corriendo mientras una pareja quedó gritándole a la comerciante que abriera la puerta que la separaba de los clientes y entregue una escoba para sacar a la rata.
Mientras, afuera, en la esquina, una mujer anticipaba a los transeúntes que había una rata en el Rapipago, pidiendo que no se acercaran (según relataron otros testigos).
A su vez, según testigos que se encontraban en el local, la pareja que había ingresado la rata se retiró diciendo «acá no podemos». Minutos más tarde llegó un hombre y sacó a la rata. No se hizo la denuncia hasta el momento y la rata fue vista por última vez sobre calle Libertad. Los tres individuos protagonistas de esta situación se fueron caminando en dirección a la estación, frustrados.